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    Clasificación de El Salvador hacia el Mundial 2026

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    Surinam, 7 de junio de 2024. Segundo partido de la segunda ronda para pasar a la eliminatoria final por las tres plazas directas y dos repescas para United 2026. Tras el empate de la primera jornada, y con las cuentas en la mano, estamos obligados a ganar para poder seguir optando a la clasificación.

    Hoy se cumplen exactamente dos años de la última victoria de la selección salvadoreña. Si no se ha ganado en dos años y solo vale ganar, estamos en condiciones de afirmar que la complicación es máxima. Hace cuarenta grados de temperatura a las 16:00, un 90% de humedad, el terreno de juego arde y solo una lluvia previa al calentamiento augura que no vayamos a salir ardiendo.

    Los jugadores con más partidos internacionales y capitanes se quedan en el banquillo. Es el momento de dos delanteros de 18 y 20 años, un recién debutado y un goleador de la liga que por causas diversas lleva desde que llegué sin poder acudir a los partidos. El resto del equipo, una media de jugadores en su pico de rendimiento junto a un par de veteranos que dan confianza al grupo. Y en el banquillo, junto a los dos capitanes, una suma de partidos internacionales que supera a los que hay en el terreno de juego. Estrategia de partido.

    El partido inicia con gol a nuestro favor. El control es absoluto y la idea se ejecuta a la perfección. Pero, antes del descanso, empatan en un córner.

    Es momento de calma en el vestuario. Sobran los gritos y los reproches. En el silencio, la recuperación; y tras tres minutos, doy mi diagnóstico. Mantener la misma presión y someterles con balón más aún, transitando de una posesión larga a una más agresiva tras romper su primera línea.

    Para ello, nuestro organizador, de 34 años, y que se decidió que no iniciara por las condiciones climáticas en su contra (jugador de liga escandinava), iba a poner el control de juego con un rival más cansado y en un contexto más favorable. A los pocos minutos llegó el primer gol. Los jugadores jóvenes dejaron su lugar a los capitanes, que salieron a rematar el partido. Un tercer gol a diez minutos del final nos dio una victoria que quedó en poco, habíamos merecido más goles.

    Dos años después, El Salvador volvía a ganar un partido. Y de clasificación para el Mundial.

    Después de dos semanas hablando de preparar a la selección, no podemos sino terminar con lo determinante. El partido. La competición. Aquello para lo que se entrena. El fin último de la preparación. Después de dos, tres o seis sesiones, más de tres sesiones de vídeo, charlas individuales y croquis de acciones de balón parado, es el momento del jugador.

    La suerte está echada… ¿o no?

    Pues no. La suerte no está echada. Primero, porque no soy partidario de hablar de suerte para justificar lo que desconozco. Asumo la responsabilidad íntegra de lo que me pasa. Y para ellos estructuro el microciclo como hablamos la semana pasada.

    En la sesión de recuperación se incide en vídeo y en campo sobre lo que entendemos entrenable en condiciones disminuidas en base a lo que podemos mejorar y repetir; el día de defensa se ve al rival en ataque y nuestro desempeño defensivo; al revés cuando entrenamos ataque. Y el balón parado es objeto de práctica todos los días en diferentes formas.

    • Charlas individualizadas o por grupos
    • Plantillas en vestuario para ver la posición en las acciones desde parado
    • Análisis de los rivales

    ¿Qué más se puede aportar? Muchas cosas. Y mi responsabilidad está en estar al servicio del jugador antes de salir para que todo el mundo tenga claro el plan, sus posiciones de partida y el balón parado, y que mi seguridad sea la suya. Una vez sobre el terreno, echado a rodar el balón sobre el césped, debo estar concentrado en ver qué parte de lo que sucede nos favorece y cuál no, y cómo darle ideas al jugador para que siga insistiendo sobre lo que funciona y haga que funcione lo que no.

    Las ideas iniciales

    Las ideas iniciales estaban más en relación con cómo sorprender al rival, puesto que mi selección siempre jugaba por los mismos objetivos desde un posicionamiento de base igual en los momentos clave del juego. A partir de ahí, el juego se abría, y el conocimiento del oponente nos era útil para, a través de nuestras dinámicas, incidir en sus debilidades.

    Como nuestra idea no iba a cambiar en esencia, pero sí estaba abierta a modificaciones puntuales, las herramientas a mi disposición para ayudar al jugador se centraban, sobre todo, en dos:

    • Modificaciones de jugadores: manteniendo el mismo sistema, un jugador de características diferentes podía cambiar el desarrollo del juego.
    • Variante táctica: el equipo partía de un 1-3-5-2 de base entrenado desde el primer día al que se podía añadir un jugador de la línea de 5 a la delantera, convirtiéndolo en 1-3-4-3. Con esa única modificación más los cambios en las características de los jugadores, la combinación diferente de variantes era enorme, y no afectaba en lo más mínimo ni a la dinámica de los patrones de juego ni a los hábitos entrenados.

    Las variantes y los cambios. ¿Algo más?

    Si el partido no cambiara por la modificación táctica o por los jugadores incorporados, hay muchos más factores complementarios en los que el entrenador puede incidir para ayudar al equipo a sacar el resultado adelante.

    • Con cinco cambios por partido tras la regla del Mundial de Qatar, las posibilidades de suministrar “oxígeno” al equipo son múltiples. Cinco jugadores son la mitad del equipo. Una mitad podría desgastarse en una mitad y tener prácticamente un equipo nuevo en el segundo periodo. La inteligente gestión de este recurso puede ser crucial en el resultado.
    • Las pausas de hidratación nos permiten modificar sobre la marcha aspectos del juego que se enquistan. Para eso hay que tener muy claro el concepto a transmitir porque apenas hay tiempo.
    • Conocer al rival es determinante para que los cambios que puedan dar la vuelta al partido sean los nuestros. Ante un veneno, un antídoto. Hay que llevar preparadas todas las opciones de cambio posibles, ¡y las del rival!

    En un entorno donde los protagonistas están a sus máximas pulsaciones, el entrenador solo puede ayudar si sus decisiones nacen de una cabeza fría, aunque el corazón hierva.

    Y sobre, todo, transmitir una imagen de seguridad y de calma. Seguridad, ante todo, porque la confianza de cada jugador en sí mismo parte de la confianza del que le pone, y si el que le pone transmite que está seguro de ellos, el foco de la atención se olvida del exterior y, cuando alumbra, tranquiliza; y de calma, pues en un entorno donde los protagonistas están a sus máximas pulsaciones, el entrenador, desde fuera, solo puede ayudar tomando decisiones si las decisiones están en una cabeza fría, aunque el corazón hierva.

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    David Dóniga Lara
    David Dóniga Lara
    David Dóniga Lara is a Spanish UEFA Pro License coach with international experience in UEFA, CONMEBOL, AFC, and CONCACAF. He led El Salvador to the 2025 Gold Cup, League A of the Concacaf Nations League, and the final round of 2026 World Cup Qualifiers.

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