La preparación de El Salvador ante Inter Miami y Messi
19 de enero de 2024. San Salvador. El estadio Cuscatlán está prácticamente lleno para ver a la selección nacional jugar su primer partido del año… ¡Y para ver a Messi!
El Inter Miami, en su preparación para la temporada 2024, ha diseñado una pretemporada que pasa por la capital del país centroamericano en un periplo de partidos por todo el continente americano. La expectación es mayúscula para ver al mejor jugador del mundo por primera vez en tierras cuscatlecas.
Pero yo no tengo tiempo para efemérides o festividades: hace diez días fui presentado, en la primera semana pude entrenar dos días con los jugadores locales y, previo al partido en el que debuto como seleccionador nacional ante mi gente, frente a Messi, Suárez, Busquets, Alba y compañía a cargo del Tata Martino, solo he podido hacer 3 sesiones con los jugadores que he podido recuperar del total disponible.
El Salvador 0- Inter Miami 0 y el partido acabó con un balón al larguero de la portería del equipo americano. La preparación express del partido, la que exige una selección, ha funcionado (no por el resultado, pues se podría haber ganado): el equipo, en cinco sesiones, ha conseguido ser lo que se había propuesto. ¿Cómo se hace eso?
La semana pasada te hablaba de los tres puntos clave para dar inicio a un proyecto deportivo con bien pie aplicado a la realidad de la competición. Hoy vamos a ahondar un poco más en la preparación concreta de los partidos. Las claves para llegar al encuentro en condiciones de competir y superar al rival.
El sistema de trabajo para elegir a los jugadores
Una de las cosas por las que quería marcar diferencias en El Salvador era por la creación de una base de datos completa de todos los jugadores seleccionables.
Mi experiencia previa a la hora de elegir a los jugadores que me iban a acompañar, por ejemplo, con la Selección de Panamá en 2022 al Torneo Maurice Revello, me hacía conocer la dificultad de poder llegar a todos los jugadores del espectro del país. Mi complicado trabajo manual de búsqueda de los mejores sub 21 panameños, unido al día a día con la selección absoluta con las mismas dificultades, me dejó claro que cuando volviera a una selección, la creación de la base de datos sería la primera piedra del proyecto. Y así hice.
En menos de un mes, junto a mi equipo de informáticos y scout propio, habíamos alcanzado al total de salvadoreños profesionales, a gran parte de los jugadores hasta catorce años, y a un grupo de jugadores con opciones de nacionalizar. Esta lista pasaba a formar parte de una base de datos que alimentaba un software para el manejo del dato, la creación de listas de seguimiento mensual, informes de los jugadores escautados y organización de las listas de convocatoria.
Con toda esta información, clasificada por notas y colores, el diseño de las convocatorias podría estar más o menos acertado en función de los gustos, pero tenía una estructura de base sólida: todos los jugadores potencialmente convocables habían sido valorados. Para poder preparar el partido hay que elegir a los jugadores que conformen el mejor equipo posible.
Los modelos de convocatoria donde la selección tiene prioridad
Aún a riesgo de insistir y repetirme, pues fue uno de los puntos clave de la semana pasada, en la preparación de los partidos me parece imprescindible tenerlo en cuenta igualmente. Quiero que quede claro porque aprovechar esta característica estructural es vital para sacar ventaja.
Entre la ventana de noviembre y la de marzo, el calendario internacional no prevé partidos de selecciones. Como la gran mayoría de jugadores de la selección de El Salvador estaban en la liga local, utilizar de tres a seis semanas de entrenamiento entre enero y marzo para practicar el sistema de juego y las interacciones dentro del modelo era un gran avance.
Las semanas FIFA tienen una duración de 10 días, y los jugadores que juegan en el extranjero suelen tardar en llegar (salvo excepciones); si además han jugado la jornada previa en su liga, prácticamente los tres primeros días están perdidos.
Llegar con los locales con los deberes hechos ayuda a que los de fuera se unan a la dinámica con más facilidad, pues que diez sigan a quince en tareas y objetivos conocidos es más práctico que casi treinta sin poder entrenar y con los conceptos nuevos por explicar y aplicar.
Como además los periodos de selecciones suelen contar con dos partidos, la adaptación más lenta de los de fuera se compensa si en el primer partido juegan los que conocen el modelo, dejando el segundo para los primeros.
La planificación es esencial y se traduce en una periodización óptima (marcando claramente los “periodos” competitivos del año natural, cinco en mi perspectiva) y una programación específica (cada microciclo de cada periodo debe atender lo máximo posible a los factores determinantes en la preparación del equipo para competir, huyendo de trabajos inocuos o de relleno que no sumen minutos de juego). Es en el microciclo donde se materializa lo concreto.
El microciclo
Defiendo el microciclo como piedra angular del proceso.
Porque la planificación pone sobre la mesa la perspectiva general del año y los periodos marcan objetivos parciales. Pero lo que se quiere del equipo solo se puede lograr entrenando, y los microciclos son la herramienta para ello.
En este caso, en los microciclos locales recibíamos a los jugadores una vez acabada la jornada de liga (domingo por la noche) y se entrenaba de lunes a miércoles, volviendo el mismo miércoles a sus clubes.
Recuperación aplicando ideas tácticas de la convocatoria anterior, sobre todo a través de vídeo y tareas livianas en campo, para los lunes; aspectos defensivos los martes y de ataque los miércoles. Apareciendo el 11 contra 11 o algún partido amistoso era la forma de organizar estos encuentros con locales.
Para las ventanas FIFA, el inicio era el mismo pero incluía, habitualmente, un partido oficial a mediados de semana (miércoles o jueves) y un partido al final (entre sábado y lunes), antes de devolver a los jugadores a sus clubes.
Quédate con estas ideas: especificidad máxima, 11 contra 11 el mayor tiempo posible y organización sin balón, con balón y en balón parado sobre nuestra idea. Repetir para afianzar, con el conocimiento claro de cómo nuestro juego puede dañar al rival en los puntos débiles que conocemos.
La información al jugador: clara y concisa. La transferencia al juego: completamente específica. La mejora: en la repetición de las tareas y el trabajo por objetivos, transformando las conductas conscientes en hábitos.